“El crecimiento del PIB se estabilizará alrededor del 2,5% en 2016 y 2017, en un entorno de mayor incertidumbre”.
BBVA Research estima que la economía vasca crecerá un 2,4% en 2016 y un 2,5% en 2017. Estas previsiones suponen crecer casi un punto por encima del incremento medio histórico. El dinamismo permitiría la creación de cerca de 37.000 empleos en el bienio y la reducción de la tasa de paro hasta el entorno del 9,6% a finales del año 2017. Así lo han señalado Peio Belausteguigoitia y Rafael Doménech en la presentación del informe ‘Situación País Vasco’ correspondiente a 2016. El PIB del País Vasco creció un 3,1% en 2015, un punto y medio por encima de su media histórica. Este crecimiento se ha producido por la recuperación progresiva de la demanda interna y, desde el punto de vista de la oferta, por una mejora de los servicios privados y la industria.
No obstante, el informe ‘Situación País Vasco’ destaca que la economía regional estaría creciendo a un ritmo del 0,5% en el segundo trimestre de 2016, lo que supone una décima menos que en el primer trimestre. De continuar este comportamiento, se produciría un sesgo a la baja sobre las previsiones para este año que se presentan en el informe.
El principal apoyo del crecimiento sigue siendo la demanda interna, que se centra en el incremento del consumo de las familias, y en un gasto público que seguirá creciendo, aunque a un ritmo menor que en 2015. La inversión crece, aunque lo hace condicionada por la alta incertidumbre, tal y como reflejan los indicadores de la Encuesta BBVA de Actividad Económica en el País Vasco.
Algunos de los soportes que venían sustentando el crecimiento vasco han perdido fuerza. La mejora del escenario global es débil y frágil, y el impacto de la política monetaria del Banco Central Europeo sobre el crecimiento puede estar empezando a agotarse. Además, las medidas fiscales discrecionales que el conjunto de las administraciones públicas llevaron a cabo en 2015 no volverán a producirse este año.
CONTENCIÓN DEL GASTO
El País Vasco cerró 2015 con un déficit del 0,7% del PIB regional, tres décimas por debajo del alcanzado el año anterior, por lo que fue una de las tres comunidades autónomas que cumplieron con el objetivo de estabilidad del año previo. Los ingresos de Euskadi registraron una ligera recuperación y el gasto durante el año 2015 permaneció prácticamente estable respecto al nivel registrado el año anterior. El ajuste en la carga de intereses y en el gasto de capital compensó el crecimiento en los consumos intermedios y en la remuneración de asalariados. Por ello, el gasto primario se incrementó apenas en una décima respecto a 2014, con lo que el ajuste observado podría atribuirse casi exclusivamente a la mejora del PIB nominal.
En 2016 continuará la política de contención del gasto, favorecida por la caída de los intereses de la deuda y las prestaciones sociales. Durante este año, los ingresos van a mantener su dinamismo de la mano de las Diputaciones Forales y el Gobierno vasco prevé un aumento del gasto en todas las partidas salvo en el gasto por intereses. Con todo, acorde a las medidas anunciadas, se espera que la región vuelva a cumplir en 2016 con el objetivo de estabilidad.
37.000 PUESTOS DE TRABAJO
El mercado laboral de la región ha seguido mejorando en 2015 y así lo reflejan tanto el número de afiliados a la Seguridad Social en el País Vasco como los datos de la Encuesta de Población Activa, que reflejan ambos un aumento de 20.000 personas. No obstante, esta evolución es relativamente débil, ya que la región se situó entre las de menor aumento del empleo en 2015.
Los datos señalan que la dinámica habría continuado en 2016, con un incremento de la afiliación del 0,5%, tanto en el primer como en el segundo trimestres, nuevamente menos vigoroso que el del conjunto nacional. Este menor crecimiento se explica debido a las menores contribuciones del sector público y del comercio, hostelería y transporte.
De cumplirse las previsiones, se encadenarían cuatro años consecutivos de crecimiento económico. El servicio de estudios de BBVA calcula que 2017 podría acabar con una tasa de desempleo cercana al 9,6%, no vista desde el último trimestre de 2008.
RETOS DE LA ECONOMÍA VASCA
La capacidad de la región para incrementar el ritmo de recuperación de la demanda interna definirá las posibilidades de cerrar la brecha existente con España. Por otra parte, tener certeza sobre los factores como la regulación, la política impositiva o las expectativas de gasto público es imprescindible para que familias y empresas puedan llevar a cabo sus decisiones de gasto. A pesar de que la actividad no presenta un deterioro significativo como resultado del incremento observado de la incertidumbre, ello no significa que no esté teniendo un impacto negativo sobre el empleo y la inversión.
De hecho, algunos de los riesgos que se vislumbraban finalmente se han producido. A nivel exterior, destaca el resultado del referéndum mediante el que los ciudadanos británicos han decidido abandonar la Unión Europea. Reino Unido es el cuarto destino de exportación de los bienes vascos. Si bien tiene que negociar las condiciones de su salida, el efecto sobre la cotización de la libra ha sido inmediato y esto, unido a la posible reducción de la demanda asociada a un entorno de mayor incertidumbre, podría reducir las compras de bienes vascos por parte de los ciudadanos británicos.
Además, según BBVA Research, la economía del País Vasco debería seguir dirigiendo una mayor proporción de su actividad futura hacia la demanda externa. Para ello, es fundamental que la empresa vasca gane en tamaño, lo que implica mejoras en la regulación y en el capital humano.
La capacidad que muestren las instituciones para crear políticas activas de empleo resultará fundamental para el crecimiento potencial de la región en el medio y largo plazo, teniendo en cuenta que la evolución demográfica del País Vasco constituye un reto estructural con una pirámide poblacional envejecida y un saldo neto migratorio negativo entre 2009 y 2014.
Finalmente, es necesario que se realice un esfuerzo para conseguir una rápida adopción de las nuevas tecnologías, lo que se está denominando la cuarta revolución industrial, es decir, la transformación digital de la industria y los servicios. El objetivo a largo plazo debe ser cerrar el diferencial actualmente existente con las regiones europeas mejor posicionadas en este apartado.