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04 julio BBVA Research: “El crecimiento continuará, con un aumento del PIB del 2,8% en 2017 y 2,9% en 2018”

Presentación del informe Situación País Vasco – Zertan den Euskadi.

BBVA Research confirma que el crecimiento de la economía vasca se mantendrá este año y el siguiente, ya que prevé un avance del PIB del 2,8% en 2017 y del 2,9% en 2018. Así lo indica el Servicio de Estudios de BBVA en su último informe Situación País Vasco – Zertan den Euskadi, presentado hoy por el responsable de análisis macroeconómico de BBVA Research, Rafael Domènech, y el director de la Territorial Norte de BBVA, Carlos Gorria. BBVA Research estima que, en estos dos años, podrían crearse en torno a 22.000 empleos y se reduciría la tasa de paro hasta el 9,4% al final de 2018.

El informe Situación País Vasco apunta a que la economía de la región avanzó a un ritmo del 2,8% durante 2016, encadenando tres años consecutivos de recuperación. Este crecimiento se explica por el dinamismo de la demanda interna vasca y el apoyo del sector exterior. Por un lado, el mantenimiento de unos tipos de interés históricamente bajos y el aumento de la riqueza disponible de las familias, favorecido por un precio del petróleo relativamente bajo, impulsaron el crecimiento del consumo privado. Además, también contribuyeron el aumento de la inversión, incluida la pública, el avance de las exportaciones de bienes (por el sector automóvil), y el de los servicios turísticos, que ha marcado niveles récord.

Los datos disponibles en el inicio de 2017 apuntan a que el crecimiento se mantiene. En concreto, durante el primer semestre del año, se estima que el PIB vasco podría haber aumentado a un ritmo medio del 0,8% trimestral, muy similar al del conjunto de la economía española. Por otro lado, el mercado laboral se mantiene dinámico, gracias a los servicios privados y, en menor medida, a la industria. Con todo, la recuperación no es homogénea en todas las comarcas, destacando la evolución positiva de Donostialdea o el Duranguesado.

Hacia delante, se espera que el ritmo de crecimiento regional se sitúe en torno al 2,8% en 2017 y 2,9% en 2018, aunque se esperan cambios en los factores que vienen impulsando tanto a la demanda interna como al sector exportador, en una economía relativamente más abierta, como la vasca. De cumplirse las previsiones, se completarían cinco años consecutivos con un crecimiento promedio elevado, del 2,8%, más de un punto por encima de la media observada desde 1981.

Un precio del petróleo todavía muy inferior a los niveles de 2014 y una política monetaria expansiva, junto con la menor necesidad de aplicar ajustes en el sector público, permitirán que la demanda interna continúe contribuyendo de forma favorable al crecimiento. El acuerdo alcanzado sobre el Cupo reduce la incertidumbre y conlleva un incremento de la inversión pública a futuro. Además, la mejora del entorno exterior y un euro relativamente depreciado apoyarán también a las exportaciones, tanto de bienes, como de servicios. Todo ello continuará impulsando el crecimiento y favoreciendo la reducción de los desequilibrios, junto con la positiva evolución de la productividad.

22.000 empleos en el bienio 2017- 2018

Las previsiones de crecimiento del PIB explican la evolución esperada del mercado laboral en la región para el bienio 2017-2018, con la creación de 22.000 empleos y la reducción de la tasa de paro hasta el 9,4% a finales del último año. Por otro lado, la combinación de un crecimiento del PIB algo superior al promedio nacional y un dinamismo demográfico algo menor ha permitido que el PIB per cápita recuperara el nivel precrisis ya en 2016. En 2017 la renta per cápita superará en 6,1 puntos porcentuales la existente al inicio de la crisis.

En todo caso, aún si se cumplen estas previsiones, en diciembre de 2018 la tasa de desempleo se situará todavía 4 puntos porcentuales por encima de su nivel a comienzos de 2008.

Factores de riesgo para la economía vasca

Si bien las previsiones para 2017 son positivas, persisten una serie de factores de riesgo externos e internos que podrían limitar el alcance y la velocidad de la recuperación de la región.

En primer lugar, a nivel externo se mantienen las dudas en torno a las posibles medidas proteccionistas que puedan frenar la recuperación del comercio global. Es el caso de los cambios en la política de comercio exterior de EE.UU y las negociaciones para la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

Con respecto a este último punto, el País Vasco sería una de las comunidades menos afectadas por una posible disminución de exportaciones a Reino Unido. De hecho, según las estimaciones de BBVA Research, la elasticidad del PIB vasco a las caídas del PIB británico es algo inferior a la media de las regiones españolas. Esto, sin embargo, no quiere decir que no vaya a haber empresas o sectores que están más expuestos a los potenciales efectos del brexit, como podría ser el de la alimentación, o los más tradicionales como bienes de equipo, semimanufacturas o automotriz. Por otro lado, no se han despejado todas las incertidumbres políticas en Europa, y la futura retirada de los estímulos monetarios por parte del BCE supone un riesgo importante a tener en cuenta, ya que podría limitar el consumo y la inversión en la economía española. Respecto a esto último, en el País Vasco, el impacto de un eventual aumento en los tipos de interés será menor que en otras comunidades, dado su menor endeudamiento.

Asimismo, el incremento en el precio del petróleo respecto a los mínimos alcanzados en 2016 podría restar competitividad a las empresas o reducir el poder adquisitivo de las familias. En particular, los impactos previstos en las distintas comunidades como consecuencia de este riesgo están relacionados, principalmente, con la dependencia energética del transporte y de la actividad productiva. Dado esto, se estima que ante una variación del 10% en el precio del crudo, el impacto para la economía del País Vasco puede situarse en 0,3 puntos porcentuales en el año, principalmente por un uso más intensivo de la energía.

Por otro lado, aunque la incertidumbre sobre la política económica en España se ha moderado, según las estimaciones de BBVA Research podría seguir restando algunas décimas al crecimiento. En este aspecto, será clave la capacidad de generar consensos alrededor de las medidas para mejorar el funcionamiento de los mercados de bienes y servicios, con el fin de aumentar la velocidad del crecimiento y la creación de empleo.

En todo caso, la necesidad de continuar reduciendo los desequilibrios que aún conserva la economía vasca (tasa de paro, temporalidad, demografía, etc.) obliga a la consideración de nuevas reformas que ayuden a mantener los avances en la productividad, mientras se aumenta el del empleo y se consolida el desapalancamiento frente al resto del mundo. Serán de especial interés las medidas para mejorar el mercado laboral, el capital humano y la atracción de talento, y la adopción de nuevas tecnologías que mejoren la productividad media en el trabajo.